viernes, 22 de enero de 2010

Sobre el libro

Dos amigos y colegas unidos también por el arte,
Dr. Enrique Aracil y Dr. Guillermo Slavutsky

Los pueblos constituyen siempre una encrucijada vital en la que tiene lugar la cotidianidad; no sólo vivimos en el pueblo, sino que lo vivimos de una manera muy directa y singular. Los rituales colectivos, los símbolos y discursos que lo definen y lo redefinen a lo largo del tiempo, referencian una realidad heterogénea y discontinua donde las imágenes representan ese conjunto diverso de vidas, circunstancias y fenómenos.

Los relatos del Dr. José, enmarcados en su experiencia como médico rural, recrean la vida de Claraz, un pueblo-estación inmerso en la dilatada llanura pampeana; y muestran una idea cabal de su esencia y existencia: creencias, lenguajes y costumbres que se entremezclan en diálogos que caracterizan personajes verosímiles y cotidianos.

En Médico de Claraz, su protagonista nos lleva de la mano a recorrer cada rincón del pueblo, explica cómo se conforma su arquitectura, cuáles son las labores habituales de la gente y, sobre todo, la familiaridad con que la mayoría trata al “dotor”. Así entramos al hospitalito, al almacén de ramos generales, a la estación, a la casa de Isabel Fiore y César Ibañez, a la tienda de Quinque y tantos otros sitios que permiten identificar el sentido y el valor del terruño.

El Dr. José recorre las calles polvorientas y los caminos inundados, atiende las más diversas dolencias a pesar de la precariedad de medios, cura aún con escasez de medicamentos… De este modo, nos traslada a un ambiente rural donde las asperezas de su geografía imponen un desafío permanente a este médico que ama profundamente su profesión y, por encima de ello, resigna parte de su vida para ocuparse de sus pacientes.

Dra. Cecilia Erbiti



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