Ya había incursionado en la literatura escribiendo poesías, sin embargo, este puñado de relatos rurales que componen su primer libro, "Médico de Claraz", lo sitúan en el comienzo de un camino que fue inaugurado el 22 de agosto de 2009, cuando se llevó a cabo su presentación, ante más de 500 personas.
Slavutsky se anima, en su ópera prima, a bucear por aspectos casi desconocidos del quehacer médico en un pueblito de la llanura pampeana, a finales de los 60.
"Mi inquietud por la literatura nació cuando era muy chico pero retomé hace unos años, en Tandil. Comencé en los talleres literarios porque me interesaba dotar de dinamismo a los escritos científicos que producía, quería que fueran accesibles y ágiles para la lectura del gran público, más allá del círculo de colegas. Quebrantahuesos fue el primer taller literario al que asistí. Recuerdo que Griselda Crespi -la coordinadora- nos proponía algunos disparadores para cada encuentro; fue en ese contexto donde empezó a aflorar la poesía, una consecuencia
absolutamente imprevista para mí que no había concurrido con la intención de incursionar en ese tipo de literatura. Sin embargo, allí estaban los poemas, en cada encuentro, brotando
espontáneamente y abriendo la puerta siempre a una emoción distinta.
Este «descubrimiento», el enorme caudal emocional que liberó la práctica literaria a través de las poesías (he escrito cientos de ellas) marcó un punto de inflexión en mi vida. Fue un antes y un después en el ámbito profesional y personal. Evidentemente, había un «Guillermo interior» que
desconocía, que clamaba por salir, y los talleres literarios fueron mi manera de descubrirme.
El germen interior que floreció en libro
"La idea de publicar maduró lenta pero firmemente mientras asistía a los talleres. Llegué al taller de Patricia Ratto con la clara intención de publicar; en principio, había comenzado con los primeros escritos de lo que sería una novela. Sin embargo, la idea no terminaba de cristalizar y cada vez más me acercaba a la posibilidad de construir relatos que reflejaran mis comienzos profesionales. Tenía que recortar el universo de recuerdos revisando en aquellos primeros años que transcurrieron, luego de graduarme en la UBA. Y, sin lugar a dudas, Claraz era el lugar, el comienzo que estaba buscando para esos primeros intentos narrativos.
Patricia Ratto fue la primera testigo, la que asistió al «nacimiento » de los primeros relatos, aquellos que configuraron los personajes, los que pusieron en movimiento la máquina
de los recuerdos, los que al mismo tiempo, activaron cientos de sensaciones y emociones (propias y ajenas) que habían permanecido ahí, intactas, esperando ser contadas".
El Dr. José
"Elegí ocultarme bajo la piel del Dr. José porque así pude tomarme ciertas licencias que el rigor de un relato verídico no me lo hubiera permitido. La práctica literaria me facilitó entablar, en forma permanente, un diálogo libre entre la imaginación y la memoria, aún cuando cada relato fue cuidado, releído y corregido hasta que me parecieron que reflejaban lo que pretendía, a través de ellos.
Quería construir relatos que pudieran nutrirse de esa inagotable fuente de anéctodas -personales y profesionales- que albergo de mis tiempos en Claraz. A ese pueblito estación
-que por entonces contaba con 900 habitantes- llegué siendo muy joven, pero con una vasta experiencia forjada en la docencia (fui maestro de grado), en el practicantado del Hospital
Fiorito y en las guardias de verano que realicé en la tristemente célebre ruta 2. Todo configuró esa solvencia profesional que requería para considerar sin sobresaltos la idea de
hacerme cargo, a los 24 años, de la salud (y de muchos otros aspectos) del pueblo."
Las historias aparecieron casi en forma espontánea; sin embargo, los personajes se fueron moldeando con la paciencia de un alfarero: cada uno de ellos se define a sí mismo y, al mismo tiempo, define al Claraz de aquellos años. La suma de todos, puestos en el contexto en que están situados los relatos, nos permiten hacernos una idea de lo que era un pueblito de la llanura
pampeana de entonces. La elección de los personajes fue clave porque son ellos los que, a través de sus voces y acciones, contribuyen a delinear un modus vivendi, una identidad
propia al pueblo.
El Dr. José se sentía parte de ellos, aunque al principio no fue fácil. Claraz fue y será para mí la génesis de aspectos que son cruciales en mi vida: mi familia nació en Claraz y fue en aquellos años donde afiancé mi base profesional y comencé a definir lo que sería mi futura especialidad: la medicina de la mujer.
Un lugar en el mundo
"Claraz fue mi lugar en el mundo y allí trascurrió buena parte de la infancia de mis hijos, hasta que Tandil se convirtió en el nuevo horizonte: era la ciudad que me ofrecía nuevas posibilidades,
una inquietud que comenzó a aflorar luego de haber transcurrido cuatro años viviendo en Claraz: progresivamente se fueron manifestando mayores limitaciones a las patologías que debía resolver. Tandil me permitió encontrar las respuestas médicas que requería y muchos de los colegas que me recibieron me brindaron su apoyo y respaldo profesional."
Hacer escuela
"Pretendo que el lector se encuentre con una propuesta que lo entretenga y le transmita todas las sensaciones con las que he querido llegar a él, que pueda captar la esencia de la que están hechos los relatos. Mi idea es seguir escribiendo por eso me interesa que la gente disfrute de ellos, tanto como yo disfruté de cada hallazgo de la memoria, de cada personaje que retornó a mis días para quedar plasmado en estas historias.
También me gustaría que el libro fuera leído por médicos recientemente graduados para que comprendan lo necesarios que son en las comunidades rurales más postergadas. Aún en la actualidad, hay numerosos pueblos olvidados de la mano de Dios que sobreviven a duras penas a todos los abandonos. Esa gente no cuenta con un médico y, cada vez que requiere alguna asistencia, debe viajar muchos kilómetros. Hoy Claraz no tiene médico.
Me gustaría ejercer la docencia o contar con la posibilidad de brindar charlas donde pudiera transmitir a los colegas la importancia de forjar la primera base profesional en la campaña.
Y esto no constituye sólo una presunción personal: lo ratifican los planes de estudio de las universidades europeas. Sin ir demasiado lejos, la Fundación Favaloro insiste también en que la campaña debe formar parte del plan médico; de hecho, sus graduados cuentan con experiencia en medicina general.
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